Buenos Aires, Lunes, 14 de Octubre de 2024

Fabricando en la ciudad cultural

Por Tamara Alvarez Brasil

De un lado un pasaje y del otro las vías del tren. Un portón grande y muchas ventanas, con cuadrados pequeños de vidrios esmerilados. Hacia arriba, tres pisos. Abriendo el amplio portón de metal, el inmenso hall de entrada. Y ese hall es la entrada a una ciudad bajo techo. Una ciudad con forma de fábrica. O una fábrica con forma de ciudad. Los pasillos interminables que desembocan en recovecos, gigantes salas con techos altos, o en escaleras, rampas y patios internos aparecidos de la nada, como pequeños alveolos pulmonares que renuevan el oxígeno, como lámparas que cambian oscuridad por luz; caminos que se cruzan, algunos más amplios y otros más angostos, como pasajes citadinos encerrados entre anchas avenidas.

Un olor intenso invade la atmósfera densa. Aroma profundo, certero, viciado que penetra los pulmones. La respiración retumba entre las paredes, al igual que el tren que acaba de pasar. Contra la pared de allá, la de las vías, las chapas se mueven al compás del pesado paso del tren, al compás del movimiento de las aplastadas vías.

En el primer piso, atravesando unas estanterías, unas líneas de producción con tubos metálicos acompañan el camino hacia el espacio en donde funciona el centro cultural: unos salones pequeños unidos por un largo pasillo.

Las siglas resumen el nombre, Industria Metalúrgica y Plástica Argentina. Pero, evidentemente, no condensan lo que es este espacio, el físico y el simbólico. Este lugar tiene una presencia, una trayectoria y una historia, en términos culturales y de lucha.

IMPA es una fábrica y, una de las características principales, es que sigue funcionando como fábrica, no está abandonada, y que, a la vez, en el mismo espacio, convive con un centro cultural: una comunidad de obreros que convive con comunidades de artistas. Pero si de convivencia, articulación y trabajo en conjunto se  trata, se suman a la lista del concubinato colectivo un canal de televisión (Barricada TV), una estación de radio (Subteradio), un bachillerato popular y una universidad de los trabajadores. Esto transforma a IMPA en una fábrica de cultura. La idea de producción es la que sobrevuela esa multiplicidad de paredes interminables: no solo se fabrica en el horario en el cual IMPA está funcionando como metalúrgica, sino que se continúa fabricando después que sus trabajadores se alejan de ese espacio, dejando lugar a que lo que se fabrique y produzca sea la cultura. La fábrica tiene presencia de los diferentes grupos que la habitan durante todo el día: desde las seis de la mañana hasta las once o doce de la noche, alguna voz, sonido, estruendo, se deja oír.

 “A fines del 2008 obtuvimos por ley la tenencia provisoria surgida de la Legislatura porteña con el voto unánime de todos los legisladores. En septiembre del 2009, un juez comercial declara la inconstitucionalidad de dicha ley, hemos apelado a la Cámara Comercial que, luego de fallar a favor del juez, sin contemplar el dictamen favorable de su propia Fiscalía, resolución que ha sido apelada por nosotros, la Fiscalía, la Ciudad. Mientras tanto, nos preparamos para llegar hasta la Corte Suprema con nuestro reclamo de justicia y próximamente se presentará en el Congreso de la Nación una ley de expropiación definitiva”, dice la carta de bienvenida que los trabajadores armaron para las alumnas y los alumnos de los talleres. Y continúa: “(…) También desde el 2008 ese mismo juez ordenó a Edesur que nos corte la energía eléctrica, motivo por el cual funcionamos con un generados que se lleva gran parte del dinero que podríamos llevarnos a nuestros hogares.”

Por esos años también, 2008-2009, la fábrica reabrió sus puertas al centro cultural, iniciativa encabezada y armada por trabajadores de la Cooperativa. Cuatro trabajadores junto a dos personas, que no trabajan en la fábrica, pero que le ponen el cuerpo al centro cultural, conforman la comisión del centro cultural. Y después, por supuesto, hay un montón de gente que se acerca y participa desde diferentes lugares.

Cada proyecto convive y se articula con el resto de los proyectos formando el colectivo IMPA, enmarcados por esta ciudad fábrica. Articuladas, trabajo, cultura y educación, cobran una fuerza latente en cada espacio del edificio. La fábrica adquiere un sentido que la transciende y, a la vez, le da una fuerte presencia.

En lo que se refiere al trabajo del centro cultural, actualmente funcionan cerca de veinte talleres de lunes a viernes en la franja horaria vespertina: arte y recreación, danza boliviana, clown-profundización y armado de números, expresión corporal con música en vivo, tela y trapecio, tango, folklore, voz y movimiento, sikuris, canto con caja, candombe, tumba la tá, guitarra, malabares-swing-contact, artes plásticas, serigrafía y técnicas de grabado, arte contemporáneo y clínica de obra, construcción del libro artista, seminario de teatro del Teatro Sanitario de Operaciones, seminario del movimiento al teatro, entre otros

Hay cinco salas de teatro: una convencional y cuatro espacios no convencionales, que funcionan todas durante los viernes y sábados en diferentes horarios.

Otra de las características de este espacio es que convive con el artista y a su vez lo apoya: el trabajo se realiza a la par, artistas y trabajadores. En el caso de las salas para las presentaciones, por ejemplo, no se cobra seguro de sala y la venta de las entradas queda en mano de los artistas, la fábrica, en este caso, acompaña al artista recibiendo un porcentaje de la venta de tickets y no un monto fijo de alquiler que pudiera condicionar la relación. Se rescata el trabajo a la par, teniendo en cuenta también que es una decisión y una posición política del artista realizar una presentación en un espacio como lo es IMPA, y una adaptación a un espacio que no deja de ser una fábrica.

 “Podrán ustedes preguntarse por qué ante tantas dificultades nos planteamos abrir las puertas a la comunidad y la respuesta está en nuestra historia: nosotros siempre dijimos que la lucha de IMPA como del resto de las empresas recuperadas, fue posible por el acompañamiento de la Comunidad. Por eso queríamos devolver de alguna manera ese acompañamiento, ofreciendo estas propuestas que apuntan a la cultura y la educación”

 

 

IMPA se encuentra en la calle Querandíes 4290, en el barrio porteño de Almagro.

Para más información, es posible comunicarse a través del siguiente correo electrónico: lafabricacultura@yahoo.com.ar

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IMPA (Industria Metalúrgica y Plástica Argentina) es una empresa con más de un siglo de funcionamiento. Su producción se basa en el aluminio y fue creada en 1910 por capitales alemanes. Nacionalizada en 1946, llegó a ser una de las empresas líderes en el mercado y presidió la Cámara de la Industria del Aluminio en Argentina.

En 1997 la empresa entró en convocatoria de acreedores. Los trabajadores lograron negociar la deuda y saldarla, evitando de esta manera el cierre del establecimiento y la venta de las maquinarias. La dirección de ese momento preparaba una estafa que consistía en llevar a la empresa a una convocatoria de acreedores, declarar la quiebra y conformar una sociedad anónima, dejando en funcionamiento únicamente a los sectores más rentables.

En este contexto, los trabajadores, apoyados y acompañados por diferentes sectores políticos y sociales, deciden expulsar a la Comisión Directiva e ingresar a la empresa con el objeto de conservar sus puestos de trabajo y evitar el vaciamiento de la fábrica.

Los trabajadores tuvieron que afrontar el pago de la deuda, y no contaban con materia prima ni servicios de luz, agua y gas. IMPA empezó a producir a partir del esfuerzo de los trabajadores y las ganas y convicción de mantener su fuente de trabajo.

A principios de 2008 unos acreedores deciden iniciar acciones legales contra la cooperativa, argumentando la falta de voluntad de pago. El juez Héctor Hugo Vitale, en cuyo juzgado cae la causa, decide declarar inconstitucional la Ley de Expropiaciones 21.499. Los trabajadores deciden ocupar la planta y así continuar con la producción. Las sospechas de los trabajadores focalizan el interés de algunos sectores por el desalojo en la posibilidad de la realización de un gran negocio inmobiliario, teniendo en cuenta la buena ubicación del edificio y su extensión, que cubre casi la totalidad de una manzana.

IMPA es un referente en lo que a fábricas/empresas recuperadas se refiere ya que tuvo un papel trascendente en la conformación y desarrollo del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. Y su recuperación como fábrica y las actividades que allí se realizan significaron el comienzo de un importante centro de la vida barrial.

 

(Fuente: www.impalafabrica.org.ar)

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La Ley de Concursos y Quiebras (No. 24.522), luego de pasar por una serie de modificaciones en el Congreso de la Nación, ha sido promulgada recientemente por la Presidenta de la Nación. Esta ley regulariza la situación de las cooperativas de trabajadores que llevan adelante la producción en empresas recuperadas y habilita la participación activa de los trabajadores en un proceso de eventual quiebra, entre otras cosas. Esta nueva norma da prioridad de adquisición de una empresa a sus trabajadores, aún cuando estos no estuviesen todavía conformando una cooperativa, a la vez que regulariza a aquellas que se encuentran en esta situación.

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